Antecedentes
Esta semana es especialmente diferente. Después de 31 años trabajando en Unilever cierro esta etapa y empiezo otra bastante diferente. Y la empiezo acompañado.
Pero tambien la empiezo solo haciendo el Camino. Ya lo comenté en la entrada anterior.
Así que ahora los días se miden de forma diferente.
Por la intensidad con que los vives.
Y cada día no disfrutado es un día perdido en la cuenta atrás.
Hoy en la oscuridad del albergue de Roncesvalles escribiendo esta mini entrada empieza un viaje de más de sesenta días de recorrido de ida y vuelta.
Es gracioso que hoy haya oído más holandés e inglés que castellano pero sospecho que va a ser frecuente.
La técnica no me ayuda demasiado y he tenido que aparcar la tableta ya que parecía de la época del diluvio.
Así que de momento móvil si no me compro un portátil realmente portátil.
Despedidas
La otra parte se ha ido después de picar algo en el Sabina un clásico de Orreaga.
Ni ella quería ni podía estar en este viaje pero lo haremos en la siguiente los dos.
Ahora es mi parte de descompresión y de bajada de revoluciones.
Vendrá bien para los dos.
Y no lo voy a negar. Además de lo espiritual en mi caso hay un componente de la física de la gravedad. No puede ser que pese tanto.
El camino demostrará el error de la báscula.
El albergue
Esto parece un hotel de bastantes laureles. Silencio limpieza apenas ronquidos y poco olor de fondo.
Ya empezamos a vernos y en un par de días confirmaremos algunas cosas. Yo ya tengo localizados a dos franceses que seguro animarán el camino de una forma u otra.
En el viaje anterior no hicimos noche ya que eran etapas de día.
En estas primeras etapas de nuestros hijos fueron la ultimas de monte de mi ama. Así que doble recuerdo
Fin
Hace mucho que duerme la gente. Así que toca au revoire.
Buen camino Yosu
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