MUCHAS ZONAS PARA DISFRUTAR, SIN TOCAR COSTA
El primer artículo de éste blog era de las tierras del Ebro, algo después, hablamos de la comarca del Priorat que nos dejó prendados. Y ahora insistimos sobre todo por las comarcas de la Baix Camp y de la Conca del Barberá.
Y lo que nos queda aún por descubrir.
Nos encantan la infinidad de pequeños pueblos con historia, rurales, relajados y con otro reloj interno al que mejor te amoldes rápido o te sentirás fuera.
Los paisajes diversos, con grandes zonas de bosques, colinas, montes petreos y calizos con sus crestas y farallones, las vides, los almendros, recordándonos que estamos en el mediterráneo.

La mar, lo suficientemente cerca, aun cuando a veces estos pueblos vivan de espaldas a ella.
La cultura del vino y sus bodegas.

Los monasterios de renombre y su poder aún presente, marcando el territorio.
Las leyendas de San Miguel y el Dragón
Y de todo esto se puede hablar dentro de Tarragona.
Y en eso estamos, una vez más, disfrutando por esta zona.
EL RECORRIDO
Veníamos de unos día en Barcelona, volviendo a recordar los más de doce años trabajando en esta preciosa ciudad e íbamos a conocer la Comarca del Matarraña, de la que ya hemos hablado en el articulo anterior.
Así que entramos por la Conca de Barberá, continuamos por el Baix Camp y en éste viaje finalizamos por un trozo del Priorat.
LA CONCA DE BARBERA
Me resulta difícil priorizar, por lo que sin orden de importancia incluyo los mínimos para disfrutar de ésta comarca.
1.- La cultura del vino y las catedrales del vino. Merece la pena leer más en detalle el movimiento cooperativo y la forma en la que la modernidad y el modernismo se instalaron por ésta zona. Bueno ejemplos en Barberá de la Conca, Montblanc, Sarral, donde visitamos el Celler Portell y la visita arquitectónica al museo del vino de L’Espluga de Francolí.

2.- El circuito cisterciense. En pocos kilómetros une Poblet, con Vallbona de los Monges y Santes Creus.
3.- Las poblaciones medievales. A nosotros la que más nos gusta, con diferencia es Montblanc, pero recintos con personalidad y preciosos son también Conesa y Santa Coloma de Queralt.En este último destacar los lavaderos (recientemente reinaugurados) el portal románico de Santa María de Belloc y el edificio de turismo en el castillo.

4.- La naturaleza boscosa y montañosa de la zona de Poblet que enlaza con la Montaña de Prades y que comentaremos después. El Tossal de la Baltasana y la Mola dels Quatre Termes son un buen ejemplo de montañas agradables.
el baix camp
Si nos olvidamos de la zona de playa, que la tiene y en abundancia, nosotros hemos andado esta vez por tres zonas:
1.- La Capital Reus. La vimos con Mercado de alimentación, mercadillo y mercado de antigüedades, con fiesta para sacar dinero para los Castellers de Reus, con mucha gente tomando vermuts, tan buenos y afamados, así que disfrutamos con el paseo. Hay varias rutas, la obligatoria es la modernista con veintinueve puntos de interés, la del vermut, que oficialmente tiene tres puntos y las decenas de bares y vermuterias. Como no podía ser de otra forma, también la ruta de Gaudí. Aún cuando cada vez nos cuesta más ver ciudades, merece la pena. Hay un parking con unas pocas plazas para Ac en pleno centro (Prim)
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2.- La Montaña de Prades. En el viaje anterior ya habíamos conocido las poblaciones de ésta zona, destacando Prades, Capafonts, La Febró, Alforja, Arbolí el despoblado de la Mussara y la sorpresa de ver tanta imensidad cubierta por un manto boscoso. En ésta ocasión la hemos pateado por monte. Tossal de la Baltasanay volviendo por las ermitas (los que quieran ver las rutas las pueden ver en wikiloc (Josu Lesaka Lizaso)).

Y una parada a comer en Pep Cardona en Prades, es un pecado espectacular.
3.- La zona de Mont Roig del Camp: Ha sido el descubrimiento de éste viaje. Nos ha permitido empezar a oler las montañas de la Serra de Llaberia, la Serra de L’Argentera que separan esta zona de la del Priorat. Mont Roig del Camp tiene más fácil acceso, pero Pratdip y Colldejou ponen a prueba la paciencia en la carretera. Pueblos pequeños, con otro ritmo. Hemos visto tanto la ermita de la Mare de Deu de la Roca (emplazamiento espectacular) como el nido de águilas que es el Castellmonestir d’Escornalbou (imprescindible su visita). Por colapso en la carretera por una concentración de moteros no pudimos hacer la subida a la Mola de Colldejou, ni el camino milenario (un poco exagerados) entre Pratdip y Colldejou, por lo que tenemos mucho recorrido pendiente para la próxima vez.

EL PRIORAT
Esta vez la visita al Priorat era para patear, con lo que la zona que cojimos era muy pequeña.
Hicimos una parada técnica en Falset, para aprovisionarnos del vermut blanco (realmente es bastante rojizo, pero por diferenciarlo del negro carbón) de la zona ( el negro no nos gusta tanto). En la plaza en cuesta hay dos buenos sitios para picar algo consistente.
Aparcamos en el área de autocaravanas de la Población de la Viella Baixa, con servicios completos y de las pocas en la zona.

Y andando en dos días conocimos las poblaciones de la Figuera, Gratallops, Porrera, Torroja del Priorat y Bellmunt. Pueblos rurales, con el vino como paisaje y en un entorno de montañas peculiar y permanentemente con las vistas del Parque Natural del Montsant.

Como eran las elecciones municipales, estuvimos en el bar comunal celebrando no la victoria (solo había una candidatura por la independencia así que pocas dudas) , sino saber quién era el más votado (en este tipo de candidaturas funcionan las cruces ). Y todos estábamos mirando los resultados de Cataluña y alrededores. Fue divertido.

También como anécdota algo morbosa, subimos al cementerio (y lo de subir en este pueblo de Vilella no es broma) y pudimos ver las flores y coronas en el nicho que supusimos sería de Punset ya que aún la lápida no estaba hecha.
Acababan de enterrarlo.
Nuestro pequeño homenaje a un grande.
colorin colorado
Hay muchas formas de conocer los sitios, pero cuando lo haces a pié, descubres facetas que de otra forma casi son invisibles. Por ejemplo las alineaciones de muchos de estos pueblos, parecen hechas para avisarse uno a otro en caso de peligro. Pero solo lo ves cuando estas paseando entre la montaña.
Los viñedos, en esta zona tienen poco de llanos y las cuestas son simpáticas cuando las vides te obligan a zizaguear.
Hablar con los payeses y entender porque están haciendo tantas cosas a mano, al intentar mantener y respetar la etiqueta de ecológico.
Los bares, o para ser más exactos el bar como centro social y gestionados por la asociaciones de vecinos.
Sin convertirlo en idílico ni mucho menos resulta entrañable y de vez en cuando se agradece cambiar de aires.
Estamos seguros de que volveremos a visitar esta zona y os mantendremos informados.